Las adicciones son casi tan antiguas como el ser humano. Las drogas se han utilizado desde la existencia de las más antiguas civilizaciones; unas veces con fines religiosos, con propósitos médicos y curativos otras y, en muchas ocasiones, como medio de evasión de lo cotidiano.
Las drogas clásicas son el alcohol y el tabaco. Otras muy conocidas son el cannabis, la cocaína, la heroína, las anfetaminas, el LSD, el éxtasis, el crack, etc. Todas ellas producen adicción y sus secuelas pueden resultar desde leves hasta devastadoras. La nicotina, por ejemplo, provoca una adicción rapidísima. Por suerte, los perjudiciales efectos del tabaco suelen tardar años en observarse y “solo” serán físicos, es decir, no provocan una alteración de la personalidad. Algunas drogas, como el LSD, tienen efectos imprevisibles, por lo que resultan altamente peligrosas y sus consecuencias pueden ser irreversibles desde el inicio.